Un silencio radical

Puede parecer muy duro, pero efectivamente sucede. Una vez más, y van…

A medida que pasa el tiempo y las discusiones políticas, cada vez es más evidente que la UCR misionera paso de ser un gran partido de la oposición a un simple ‘sparring’ de la renovación, y nada más.

El último ataque del poder al único legislador nacional que tiene el partido centenario es una prueba clara.

La renovación masacró a Pastori. Lisa y llanamente. Mediática y políticamente. Viralizó una mentira e instaló sin reparos una idea falsa sobre su desempeño en el Congreso de la Nación.

Y aún cuando el propio legislador aclaró que acompaña el régimen aduanero especial para Misiones, el poder todavía lo sigue maltratando.

Sin embargo, el silencio de la dirigencia partidaria es muy radical. Tan radical que ya no sorprende.

La cúpula de la provincia siempre metió las narices en la vida partidaria de la UCR; hace años que le infiltra dirigentes, le arma escándalos y hasta financia páginas de muchos anónimos para distribuir Fake News sobre sus principales referentes.

Los tienen de hijo, digamos. Y ante la poca resistencia que ofrecen desde la Casa Radical, cada vez es más pronunciado el ninguneo.

Cualquiera creería que se trata de un simple ‘desanimo político’ de sus dirigentes ante la opulencia renovadora, pero a esta altura también se podría a empezar a considerar que existen otras ‘razones’ más preocupantes para dejarse manipular de semejante manera.

La renovación no pierde oportunidad y avanza con dureza ante la extrema pasividad de las principales figuras del radicalismo.

En otras épocas, cuando había mucho más respeto por la marcha radical, se hubiese visto una fuerte reacción y una defensa bien corporativa de su único representante en la Cámara de Diputados de la Nación, pero no en esta oportunidad.

Quizás no interpreten que, a la larga, las operaciones políticas de la renovación los salpica a todos.

Por asociación directa: es que si el diputado radical es “vende patria”, todos los demás de su partido también lo serán. ¿O no?

O quizás sea porque la interna radical los entretiene demasiado y no se hayan enterado, habrá que esperar para ver.

Lo único seguro es que el poder político de la provincia ni siquiera los considera rivales a esta altura.

Tal vez, la pelea por los lugares en las futuras listas y por los cargos partidarios, los tenga muy dispersos. Pero sin dudas los militantes de la UCR hubiesen esperado otra cosa de las históricas banderas radicales.

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