La salud o la economía; esa es la cuestión

Trabajar o no trabajar, cuarentena o no; esa es la cuestión. Esa es la nueva pandemia de la política en Argentina.

No debería ser así, no debe ser una opción o la otra, hay matices y hay personas en el medio.

El poder en el país debe entender que hay que armonizar las necesidades de todos para que el virus no nos mate, por acción u omisión.

No sé si se acuerdan, pero al inicio de todo, contamos que había algunos sectores de la política y la economía que veían toda esta historia del Coronavirus de otra manera, muy distinta.

Para entenderlo, comparemos Brasil y Argentina. No es antojadiza la mirada, ya que el primer ejemplo fue Jair Bolsonaro, el presidente de Brasil, que en su momento y en soledad le puso el cuerpo a esta otra mirada y se animó a plantear la polémica tesis que hoy emerge lentamente a la superficie.

Bolsonaro dijo, totalmente convencido, que todo lo que ocurría en el mundo con la pandemia era una conspiración global contra la derecha.

Así de claro. Bolsonaro encarnó lo que muchos creen: que existe una sobreactuación política alrededor del Coronavirus.

Para el mandatario brasilero y muchos otros, lo que ocurre tiene que ver una estrategia desplegada por algunos gobiernos débiles y en picada que “sobreactúan” la reacción para esconder, en el fondo, los problemas reales de sus propias administraciones en crisis.

Estas miradas opuestas se leen en las reacciones de los mandatarios hasta el momento. Y claramente, la reacción de Brasil fue totalmente la contraria a la de Argentina.

Por el momento, Bolsonaro sigue pagando las consecuencias políticas de sus ideas ante la opinión pública, mientras que Alberto Fernández sube en las encuestas.

Hasta el momento es así. Como están las cosas hoy, todo se parece a una ruleta y solo el tiempo va a demostrar quién será el ganador en esta jugada: quién estaba equivocado y quién tenía razón.

Una peligrosa apuesta diría. Porque si le sale mal a Bolsonaro será su fin; pero si le sale mal a Fernández será nuestro fin.

Si al final de todo, la cifra de casos o de víctimas fatales son elevadas en nuestro país, imagínese.

Un país fundido por las restricciones inflexibles y del otro lado de la frontera, en el país carioca, la misma situación sanitaria, pero sin la profunda crisis económica.

Una lotería de ideas digamos.

Hoy estas miradas y estos contrastes son más visibles, ya sea porque adhieren a la conspiración que plantea Bolsonaro o por una necesidad real.

Lo cierto es que surgen nuevas voces que exigen otro rumbo, cada vez más.

Ya hay más dirigentes que le ponen el pecho a la teoría, fíjese sino el ex candidato presidencial, José Luis Espert, que advierte reiteradamente sobre el peligro que representa para la economía del país la rigidez de la cuarentena dispuesta por el gobierno.

“Se está equivocando de manera grosera cuando piensa que economía y salud no van de la mano”, insiste Esper, quién en el fondo hace de vocero de muchos otros.

Cada vez más, con más fuerza, se escucha a quienes reclaman salir de la cuarentena cuanto antes o al menos flexibilizarla al máximo.

Sin embargo del otro lado, el gobierno responde: “¡No me corran con la economía!”.

Es cómo que estamos ante una nueva grieta en medio de la pandemia.

En un rincón, los que creen que se sobreactúa o los que por desesperación piden volver a trabajar y del otro lado, los que creen que cualquier colapso económico se puede recuperar.

Con el paso de los días, todo indica que esta grieta se va a profundizar, la gente en las calles y los comercios que abren pese a las restricciones son la evidencia. No se puede optar solo por una alternativa.

Por eso es necesario que esta vez, los que discuten el destino del país eviten caer en las dicotomías.

En esta situación, hasta habría que pedir a los empresarios y a los dirigentes políticos que no se preocupen por TENER RAZÓN. Reitero, no todo es blanco o negro, hay grises.

En esta oportunidad, no se trata de ver quién tiene la posta o quién es el más vivo.

Se trata de nosotros! Se trata de todos!

En esta, habría que decirles que el resto de los mortales en Argentina, los ciudadanos de a pie, les damos la razón a todos, por anticipado si es necesario.

Digámosle que las dos miradas son ciertas, no importa; mientras trabajen por una salida real para el ciudadano y no para mejorar sus ingresos o su caudal político.

Es decir, todo indica que el poder discute sobre el dilema del “huevo o la gallina”, pero la sociedad necesita que la dirigencia no se enrede esta vez, al menos una vez.

Se necesita que el poder encuentre el camino para armonizar las necesidades de todos.

La salida es aceptar que es necesario atender, con la misma fuerza e intensidad, a todas las ideas y realidades.

Atender lo que esta pasando, despojados de orgullos personales o políticos.

Porque no se trata de empresarios ni de políticos buenos o malos, se trata de la gente.

Se trata de los que trabajan, de los argentinos: sea dueño o empleado; sea oficialista u opositor.

¿La salud o la economía?; esa es la cuestiónNo debería ser así. No debe ser una opción o la otra, hay matices y hay personas en el medio.

Publicado por Eduardo Perez en Martes, 14 de abril de 2020

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