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La población de Alem alarmada por la práctica sexual en la vía pública y a la luz del día

Un lugar público es el sitio elegido para hacer dogging. Consiste en tener sexo frente a la mirada de voyeurs o fisgones que pueden, o no, ser invitados a participar.

Este parece el caso que se dio en plena avenida Libertador de Leandro N. Alem, donde una pareja tuvo relaciones sexuales en un auto, ante la mirada de quien pasara por la calle.

Según publica el sitio web del interior misionero, "a las 14.45 la ardiente pareja de amantes dio sueltas de su apasionada “siesta sexual”. El usuario Rogelio Zir, desde su página de Facebook subió las primeras tomas, siendo compartidas minutos más tarde por el usuario, Recorriendo Alem y desde ese momento, las redes sociales “explotaron” con mensajes y posibles nombres de los amantes,.
El escándalo no tardó en llegar y parte de la comunidad expresó por distintos medios sus opiniones de que si es criterioso en estos casos castigar como escándalo público determinadas conductas ofensivas, a lo que, según el entendimiento mayoritario, era la moral pública o la moral sexual colectiva, por el de incriminar exclusivamente o de forma singularizada algunas formas de conducta provocadora en el ámbito sexual.
Son varias las voces que se alzaron en contra, tanto como las que ven al hombre que solo se lo puede reconocer de espaldas, como a un verdadero “héroe” entre los de su mismo género.
Luego de los primeros llamados por el caso a la Comisaría local de gente indignada, se pudo saber que el hecho ocurriera según el mismo fotógrafo en el mes de mayo 2012".

Dogging

Según explica el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, en el suplemento Entremujeres.com, el dogging o cancaneo comienza en Inglaterra en la década del 70 y se extiende a varios países. Para algunos el nombre deriva de “pasear el perro” (dog), ya que los dueños de los canes aprovechaban el caminata para espiar a las parejas que tenían sexo al aire libre; para otros, la palabra hace referencia a tener sexo en público como los perros. El nombre de dogging queda restringido a las parejas heterosexuales, para las homosexuales se reserva el de cruising.

Antes de las redes sociales los contactos eran más espontáneos y se limitaban a algunos sitios conocidos hasta que eran descubiertos por la policía. En la actualidad existen foros y sitios que, además de favorecer los contactos, exponen las reglas del encuentro. Antes de ingresar a los portales, las personas se registran y comentan sus preferencias. Por lo general, quien hace la convocatoria equilibra el número de doggers (les gusta exhibirse) con el de voyeurs (disfrutan mirando).

Los doggers son parejas heterosexuales que gustan de este tipo de prácticas y alcanzan con ellas el máximo de excitación sexual. Las edades rondan entre los 25 y los 50 años e interesan tanto a varones como mujeres.

Esta experiencia suele estar incluida entre otras tantas que conforman el erotismo y el sexo. Sin embargo, existen parejas que las prefieren casi con exclusividad dado el alto nivel de placer que provoca el “morbo” del sexo en público.

Es frecuente que inicie el juego una pareja que está en un auto. La forma más habitual es comenzar a tener sexo dentro del automóvil, mientras otros se acercan para mirar o participar, si se los invita a hacerlo. Existen algunos códigos o señales: si las puertas o ventanillas permanecen abiertas, el que se acerca puede participar; si la luz interior del auto está encendida significa que sólo quieren ser vistos; si la puerta queda abierta, hay vía libre.

Los videos “hot”, otro mundo

No se considera la exposición de fotos o videos sexuales en la Web como una variante del dogging. En todo caso, incrementa fantasías exhibicionistas.

El doggers siente placer por el contacto real que se produce ante desconocidos en un espacio carente de privacidad. El estímulo sexual que significa el anonimato y la falta de intimidad remiten a un sexo más salvaje, pulsional. En este espacio de morbo real, de cuerpos desnudos en el sentido más literal, donde se diluye el pudor, no hay lugar para la virtualidad.

Las reglas del encuentro

* Ser adulto con acuerdo voluntario entre las partes.

* Mantener el anonimato.

* Tener respeto entre las personas que participan.

* Estar alejados de lugares concurridos.

* No entrometerse si no es invitado a participar.

* Guardar agendas o celulares para no ser luego ubicados o ser víctimas de chantaje. Tampoco conviene llevar objetos de valor.

* No seguir la relación en un domicilio.

* Usar preservativos.

(misionescuatro.com)